Son los colores los que invitan a un buen día,
los que invitan a vivir por mal que nos parezca,
los que levantan mañanas condenadas al lamento,
los que apaciguan noches evocadas al tormento.
Y todos nosotros, que tanto hemos perdido ya,
recobramos el pulso esnifando colores a gramos,
volcando el espejo, cuarteando cada hora,
porque a veces no importa hacia dónde mirar.
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